Desafortunadamente la quinta corrida de la temporada Grande en la Plaza México no tuvo el beneficio deseado, ni para los niños del Teletón y tampoco para los actores del festejo.
El frío invernal, los cuartos de final de la liga de fútbol y los nombres poco taquilleros de los toreros se conjuntaron para lograr una pobrísima entrada de apenas dos mil espectadores.
Para colmo, el encierro de Carranco, una de las ganaderías que siempre se han caracterizado por su calidad, ahora falló de fea manera. Los toros, muy bien presentados, todos aplaudidos de salida se quedaron parados y sosearon.
Con ellos estuvieron muy toreros Alberto Huerta y Leopoldo Casasola, sin que ninguno de los dos pudiese redondear los esfuerzos que hicieron al pasarse muy cerca los astifinos pitones de los animales. Fue Leopoldo el que demostró más sitio, porque lógicamente está más toreado y se ve que esa campaña en España de plazas chicas y toros grandes le sirvió mucho, para salir a saludar desde el tercio en los dos.
A Huerta se le agradeció el que no se haya inmutado en ningún momento e inclusive que a su segundo lo recibiera a porta gayola de rodillas.
Abrió plaza el caballista Octavio Sánchezquien como siempre que viene a la México se muestra muy buen jinete, y certero clavador de rejones y banderillas, pero ayer estuvo mal a la hora de matar a su toro de la ganadería de Julio Delgado que nunca terminó por romper y aunque echó pie a tierra oyó dos avisos.