Gerardo Rivera, vuelta al ruedo y buena impresión.
Tres buenos novillos de Los Chospes.
Resumen de la novillada dominical en Las Ventas I MUNDOTORO
JOSÉ MIGUEL ARRUEGO > Madrid
Por tercer domingo consecutivo Las Ventas descubrió otro novillero. Nuevo en esta plaza como los anteriores, y con la capacidad y el arrojo como principales armas, el mexicano Gerardo Rivera dejó ambiente en su debut madrileño. Frente a una novillada de dispar presencia y cuajo de Los Chospes, sus compañeros de terna, debutantes igualmente, no corrieron igual fortuna. Sin acabar de apurar la buena embestida de su primero, Alejandro Conquero aún mostró entrega, sin embargo al colombiano Sánchez Mejía le vino muy grande el compromiso.
Con unas maneras que sin ser exquisitas tampoco resultan toscas Gerardo Rivera se hizo presente siempre que tuvo ocasión. Tiró largas cambiadas, intervino en quites, puso banderillas y evidenció rodaje y recursos muleta en mano. Incluso mató con prontitud, pero dos estocadas contrarias demoraron la muerte de sus antagonistas. La vuelta al ruedo fue premio menor para la imagen de torero recio y bregado que ofreció el azteca.
Se fue el de Apizaco a portagayola a saludar al primero, un animal que salió dormido, sin humillar ni emplearse, se fue suelto del peto, y aunque se fue calentando según se desarrolló la lidia, se movió siempre con la cara a media altura y sin terminar de entregarse. Estuvo muy valiente el mexicano, firme y sincero, cubrió con solvencia el tercio de banderillas y luego tiró del animal con mucho aplomo, evidenciando además oficio y recursos. Sólo sus fallos con la cruceta desmerecieron de su digna labor.
Volvió a chiqueros Gerardo Rivera a esperar al cuarto, novillo noble y franco con el que demostró nuevamente el tlaxcalteca que se trata de un torero puesto. Brindó a El Pana una faena sólida y bien estructurada, que tuvo ritmo y ligazón especialmente por el lado derecho, aunque también describió algún natural estimable. Cerró por manoletinas de rodillas, pero como en el novillo anterior el astado se amorcilló después de la estocada y el descabello se llevó una oreja segura.
El segundo, novillo fino y hechurado, embistió con calidad y nobleza hasta que se rajó. Conquero lo saludó con hasta cuatro largas cambiadas y también de rodillas principió una faena entregada en la que sin embargo no acabó de conjuntarse con tan potable acometida. Al colorado quinto le faltó recorrido. Se quedó corto el de Los Chospes y Conquero se justificó en otra labor sin eco. Lo mejor de la actuación del onubense fue un quite en el sexto al banderillero Raúl Cervantes, que quedó a merced del novillo tras perder pie al salir del primer par.
Al tercero, más lavado de cara, el colombiano Sánchez Mejía le dispuso una faena larga, con excesivas pausas y sin ligazón, porque no acabó de dejarle la muleta en la cara al animal para que repitiera las embestidas. El sexto, siendo bajo, fue el más ofensivo. Un utrero muy astifino con el que nunca se confió el torero de Medellín. Su actuación se desarrolló entre dudas y tiempos muertos a pesar de que el novillo embistió con empuje y transmisión cuando el torero se decidió a dejarle la muleta en la cara.
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