Leonardo Coronado y Juan Bautista Jalabert cortaron orejas, pero el torerismo de la tarde estuvo en un caballo, en la actuación del picador de la cuadrilla de Juan Bautista, Jacques Monnier, a quien no le importa estar o no frente a un auditorio exquisito, enterado o exigente, para hacer las cosas de acuerdo a la tradición, las leyes del toreo a caballo y, en especial, con garbo, estética y eficacia. Hoy para la segunda corrida de la Feria del Sol se cubrieron tres cuartos del aforo de la Monumental Román Eduardo Sandia.
El rejoneador de la tierra, José Luis Rodríguez fue muy ovacionado en los rejones de castigo, sobre Jinete, y aplaudido con las banderillas que colocó con Soberbio y Ocaso, dos caballos muy bien domados de su cuadra. Desafortunado en la suerte suprema, dejó el rejón de muerte contrario y desprendido. Al toro lo mató Rafael Martínez, recurriendo al descabello
Manso de solemnidad fue el segundo de la tarde, también de El Capiro, para Pedrito de Portugal. El lusitano ha estado correctamente breve ante el huidizo enemigo, dando muletazos sueltos y sin ligazón. Mató de bajonazo horrible para obtener silencio. Con su segundo toro no apuntó nada con el capote, mientras que en las notas del festejo hay que destacar el puyazo del criollo Campos. El lusitano se lució en un quite por chicuelinas, pero se le vio sin ideas con la sarga, frente a un toro reservón que se defendía. Mató de tres cuartos de espadazo tendido y escuchó palmas.
Leonardo Coronado, torero de la tierra, encontró apoyo de sus paisanos, en las barras de las gradas, desde que temerosamente se abrió de capa hasta que defectuosamente mató a su primer enemigo. El toro ha tenido calidad: con buen tranco en sus desplazamientos, acometividad pronta y fijeza, pero al torero de Zea le ha faltado la entrega, como era de esperar ante un toro de estas condiciones. Olvidó el rubio torero andino el precepto alamedista, que ‘el toreo es apasionada entrega’. Sin embargo, el público no le abandonó un instante y, a pesar de haber matado de pinchazo y estocada, le otorgaron una oreja que los merideños pidieron con caluroso fervor.
Ha estado acelerado ante el sexto de la tarde, quinto de lidia ordinaria, sin oficio y sin recursos el torero de Zea. El toro exigía oficio ante sus problemas, reservón, tardo en sus embestidas y de poca fijeza. El merideño mató de dos pinchazos sin soltar y estocada entera y desprendida obteniendo silencio.
El francés Juan Bautista tiene mucho cartel en Mérida, por algo fue uno de los triunfadores en la pasada temporada, y a reverdecerlo vino este año el galo. Toreó con quietos lances de cimbreante cintura para rematar con media. El toro cumplió en varas y el piquero Jacques Monnier se lució aguantando con torería. Un toro bravo, no hay duda, a la que Jalabert toreó en tablas por enjundiosos estatuarios, para llevárselo con torería a los medios. Realizó una buena faena sobre ambas manos, destacándose las tandas de naturales. Ha sido una faena bonita, de un torero con oficio, sin que le sobrara ni le faltara nada. Mató de estocada entera y le concedieron una oreja.
El varilarguero francés de la cuadrilla de Juan Bautista, Jacques Monnier, ha brindado su tarde maestra acá en Mérida. Con el último de la tarde ha estado soberbio, echando el palo por delante y toreando vistosamente al bravo astado de Guachicono. Su matador había sido ovacionado con el capote tras ejecutar primorosas verónicas. Con la muleta ha cuajado una faena derechista, aplaudida en estos tiempos de revolución. No ha tenido trascendencia la labor de Jalabert, que mató de pinchazo, estocada desprendida y descabellos, cosechando silencio.