VÍCTOR JOSÉ LÓPEZ, EL VITO
MARACAY (Venezuela). A pesar del cartel, poco público en la Maestranza. Un homenaje a la figura de la tierra, con la compañía de dos grandes figuras del toreo, Antoñete y Ortega Cano. Abrió la lidia ordinaria Chenel, ante un novillo muy descastado de Tarapío al que le robó dos hermosas verónicas. Con la muleta ni un pase, y en un descuido al entrar a matar, el becerrete se le coló y le pegó un volteretón que provocó angustia en los tendidos. Más angustioso el momento cuando vimos al maestro en brazos de las asistencia conducido a la enfermería. Nada que lamentar, sólo falta de oxígeno por el fuerte encontronazo. El novillo lo mató Ortega de pinchazo y estocada.
Gran faena la del cartagenero Ortega Cano, sobre todo sobre la mano izquierda, poniéndole un brillante punto final con certera estocada. Dos orejas y mucha ilusión para su reaparición.
Morenito de Maracay puso al rijo vivo los tendidos, con la capa al lancear por chicuelinas, en banderillas colocando los palos en compañía de los alumnos de la Escuela Taurina, y con la muleta al aprovechar las bondades de un toro de Rancho Grande. Mató de gran estocada y pidieron con fuerza el rabo al torero de la tierra, pero sólo le otorgaron dos orejas.
Marcos Peña, El Pino, hoy por hoy el mejor novillero de Venezuela, lidió un novillo problemático de Tarapío. Lances estupendos, inició la faena de muleta por estatuarios y realizó una faena torerísima y valerosa que no supo culminar con la espada para saborear el merecido triunfo.
Los rejoneadores Javier Rodríguez y Fabio Grisolía, ambos de Mérida, andes venezolanos, lidiaron reses de Tarapío. Javier, voluntarioso; Fabio, vistoso. Grisolía fue el triunfador en el mano a mano entre caballeros y cortó una oreja.