La corrida de Isaís y Tulio ha sido lo contrario a lo que se esperaba. Un encierro que no ha dado más de quinientos quilos en la báscula y sin movilidad, que dejó la tarde casi en un suspiro.
Manolo Sánchezen su lote realizó dos faenas muy parecidas, teniendo que citar al toro con la muleta en la mano, y los toros sin pasar. Con el segundo, de sus toros, llegó a machetearlo al final, lo que debió de hacer desde el principio, puesto que toros así no son válidos para correr la mano y ligar pases.
El tercero fue el más manso en varas, que pareció ser acto para la muleta, pero cuando se empezaron a entender, Canales Rivera y el animal, éste se declaró insolvente y se puso a la defensiva. El sexto fue un toro muy complicado, serio, que cumplió en el caballo, pero en el que Canales Rivera no se la jugó a cara y cruz. No estuvo afinado con la espada.
Uno de Higares,el tercero, tuvo embestidas escasas, cortas y justas, el segundo, y el madrileño pasó el tiempo con afán, pero sin poder decir nada. Pinchó, y lo mató con un volapié. El quinto se frenó de salida, en el capote, suelto de los engaños y cumplió en el caballo. Se hizo Higares con el toro en los medios en tandas en las que el toro no humilló, ni terminó de romper. Por el pitón izquierdo desarrolló peligro, la faena fue honesta, rematada con una estocada casi entera en todo lo alto. No hubo petición suficiente y al final dio la vuelta al ruedo.