Ponce, Juli y el ganadero, en hombros
Lleno de ‘No hay billetes’ en la plaza
Vídeo resumen del final de feria I FERIA.TV
ALBERTO LOPERA > Manizales (Colombia)
Histórico broche de oro a la Feria de Manizales han sabido poner Enrique Ponce, Julián López ‘El Juli’ y el ganadero Miguel Gutiérrez, quienes al finalizar la corrida fueron paseados a hombros por el ruedo bajo una lluvia de claveles arrojados por quince mil aficionados que pusieron el ‘No hay boletas’ en las taquillas desde tempranas horas.
Tarde de gloria para la fiesta, con presencia de importantes personalidades en las barreras: Ponce brindó su segundo toro al Procurador General de la Nación, en compañía del Ministro de Defensa.
La maestría de Enrique Ponce aromatizó la plaza entera tras una faena llena de calidad, temple y donosura. Pases lentos, con la ortodoxia de los elegidos. Es que son veinticinco años de primerísima figura, claramente demostrados. Faena de cante grande rematada primorosamente con estocada perfecta, y las primeras dos orejas de esta histórica corrida. Su segundo, muy noble pero escaso de raza. Con él de nuevo la técnica del maestro en una faena muy limpia por ambos lados y rematada de estocada completa que se tragó el noble oponente. Hubo de utilizar en tres ocasiones el descabello.
Con el quinto, (su tercero en turno) un toro muy serio, Enrique Ponce se creció ante las continuas ovaciones y los gritos de ‘¡torero…torero!,’ mientras dibujaba las series de mano arrastrada con temple sin igual ante un toro noble que requería los engaños muy cerca. Otra gran faena acompañada por la música con el premio de ‘Feria de Manizales’, locura en los tendidos ante la entrega y calidad del Maestro, finalizando con un ruedo tapizado de claveles rojos al pasear una oreja, que de no haber pinchado inicialmente hubiesen sido las dos.
Lo de El Juli ha sido grandioso en los tres toros de Ernesto Gutiérrez, emblemática ganadería de Manizales que ha sido causal de tantas emociones en la corrida. Aunque muy justo de fuerza su primero, permitió una faena completa a base de muletazos lentos, de mucha calidad, que inició de rodillas estallando las ovaciones sin parar. Ceñidísimas bernadinas fueron el epílogo a la media espada que requirió para pasear la oreja.
En su segundo turno recibió a ‘Limonero’, un precioso ejemplar con 520 kilos al que bordó lances preciosos y un quite por chicuelinas de mano baja. El Juli entendió la embestida un tanto irregular y resolvió meterse en los pitones para sacar muletazos increíbles, de planta quieta. Fue un arrimón que puso el olor a cloroformo en la plaza. Valor sereno, valor de entrega, valor de torero macho. El premio de las dos orejas después del gran espadazo le valieron para recibir y pasear otro gran trofeo en esta plaza: ‘La Corona de Cafeto’. El último toro de la corrida ha sido el lunar del encierro, sin raza, escaso de fuerza y de ganas de embestir.
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GALERÍA del gran mano a mano |
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