Difícilmente se volverá a encontrar una misión tan complicada David Saleri. Venía como sobresaliente y se encontró con que tuvo que lidiar en solitario cinco toros, que además le propusieron una complicada prueba. La mala suerte volvió a cebarse con Pedrito de Portugal, un torero que ya ha tenido más de un revés en su vida, y se frustró la ilusión de dar una buena tarde que le serviría para relanzar su carrera en este principio de temporada, en una plaza que ha sido talismán para él en otras ocasiones y que a la vez le podría haber supuesto volver a recuperar la confianza de la afición portuguesa.
El primer toro cogió a Pedrito cuando iniciaba la faena de muleta y, aunque no le infirió cornada, le dio un fuerte golpe en el omóplato derecho y dejó el brazo del espada sin fuerza. Quiso matar al toro y le costó un mundo portar el estoque para entrar en la suerte suprema pero, por fortuna, el acero se deslizó y entró en el cuerpo del animal sin encontrar hueso. A continuación pasó a la enfermería, de donde los fuertes dolores y los consejos de los médicos le impidieron volver a salir al ruedo.
Ante esto, el testigo y la responsabilidad pasaban a manos de David Saleri, un joven torero de Linares, poco experimentado pero con unas ganas enormes de despuntar en esta profesión. La corrida entró en un bache motivado por la preocupación ante el estado físico del torero herido y, por otra parte, debido a la incertidumbre que supone ver como un torero ‘suplente’ tiene que cargar con el peso del espectáculo.
Saleri no se vino a bajo y, si bien acusó los nervios en los toros segundo y tercero, a partir del cuarto se le fue notando otro talante en la cara de sus oponentes. Los de Guateles no dieron demasiadas facilidades, aunque tampoco presentaron muchas complicaciones. Más bien fue una corrida con desigualdad de comportamientos en la que se mezclaron la sosería de algunos, el escaso recorrido de otros, pero también algunas gotas de calidad en las embestidas.
Destacó el quinto, que sin duda fue el mejor de los seis, y con él David Saleri enseñó sus cualidades. En la faena de muleta a éste, el sobresaliente toreó con temple, bajó mucho la mano y ligó los muletazos, consiguiendo así los mejores pasajes de la tarde. El cuarto tuvo poca transmisión y el diestro no alcanzó lucimiento con él, como tampoco lo hizo con el último, un animal que desarrolló sentido y se puso violento, al que despachó con rapidez.
La corrida no fue bien tratada en los caballos, casi todos los toros recibieron dos puyazos y la mayoría mal colocados. Mejor dosificado el castigo en varas y con algunos kilos menos, posiblemente, los toros hubieran desarrollado otro juego. Lo cierto es que la papeleta se solventó de la mejor manera posible, lo que no era fácil para Saleri.