En la vida cotidiana ser un chufla es un alguien que se toma las cosas al aire de la broma. Pero las gentes del toro, tan bien dadas a matizar en el lenguaje, cuando te llaman chufla, te entierran. Ser un chufla no tiene vacuna. Cuando lo eres, lo eres cuajado y a tiempo completo. Ser un chufla no es un sambenito, es una condición adquirida y que dura lo que dura el chufla. Forever. Tiene una variante derivada sangrante: chuflón. Palabras mayores. Un chuflón es el rey de los chuflas, casi ná. De tal forma que al marchar el cafelito que pide al camarero, no tiene pérdida de destinatario, no hace falta decir “marchando un manchao para la mesa siete”. Con ¡un cafelito pal chuflón¡, le llega antes que llega un guasap. Pues bien, José María Calado, portavoz de IU en Espartinas (Sevilla) es un chuflón. Nada nuevo. Un chufla con cargo es el paisaje diario de esta España que se nos va yendo al carajo.
Según cuenta el ABC de Sevilla, Calado llama al periódico después de un encuentro sin testigos con un torero (vade retro, Satanás), Agustín de Espartinas, al que le niega el uso de un recinto público por el hecho criminal de ser torero. Que uno llame a un medio tras una conversación sin testigos, es acto causado por la ingente necesidad de un chufla que aspira a medrar a chuflón. Que afirme rotundamente que mientras “nosotros” (“nosotros” forma parte del uso sectario y tribal de los cargos políticos y públicos de la España de pandereta actual) estemos en el Ayuntamiento, aquí toros se van a ver ni uno, es más grave. Nada de toros porque en Espartinas mandan mis cojones.
No nada de toros por ser actividad ilegal. Que no lo es. Nada de toros en recinto cultural alguno a pesar de que la ley y la Constitución obligan al cargo público a defender y fomentar la Tauromaquia. Nada de toros porque en Espartinas mandan mis cojones.
No nada de toros por ser actividad ilegal. Que no lo es. Nada de toros en recinto cultural alguno a pesar de que la ley y la Constitución obligan al cargo público a defender y fomentar la Tauromaquia. Pero, claro ¿cómo alcanzar el rango de chuflón siendo un chufla soguilla? De aquesta manera, ciudadanos. Además, qué le importa a la arrogancia estúpida de invertebrada neurona del chufla que aspira a cabo furriel chuflón, algo tan democrático como la ley y la Constitución. Para el chufla la ley es algo insustancial y aleatorio que consiste en que me la salto cuando me da la gana porque en Espartinas mandamos nosotros y se jode el que no piensa como nosotros. Uno, así, sin querer hacer sangre, mira como de pasada la cara fotográfica del hombre en cuestión (Dios le de mucha salud por años) y le sale de forma instintiva un lento, lento, y hasta lentísimo movimiento afirmativo con la cabeza. Y durante mucho tiempo. Efectivamente, hay rostros que, al verlos, te recuerdan cercanamente, cariñosamente, a un chufla.
Comparto con Pablo Iglesias eso de que España no es una democracia. No puede serlo. España, en los últimos años, es una especie de copia naif de un cuasi franquismo chiringuitero en el cual cada neo cacique afirma que “aquí mandan mis cojones”, así la ley diga que mis cojones nada han de ver en asuntos de ley. No, la escenificación contexual de la frase “aquí mandan mis cojones”, no se sitúa al lado de bigote y tricornio. No. Se dice cojones de forma muy calma, como en misa de once. Decir cosas sectarias y totalitarias como en misa de once y casi a media voz no es totalitarismo. No. A ver, para que se entienda: si hay bigote y tricornio y voz de mando al decirlo, es totalitarismo. Si hay una especie de timbre semi dulce al decirlo, es progresía.
Yo no trago. Sustituir la ley y la Constitución por un aquí mandan mis cojones, es el regreso del añejo neo fascismo, un salto genético hacia atrás del totalitarismo hispánico caciquil. Pero, al mismo tiempo, paradojas de la vida, me quieren hacer creer que esto es progresismo. ¿Serán chuflas?. La respuesta correcta a esta pregunta es si. Y lo es por una cuestión filosóficamente marxista. Todo tiene un porqué muy, pero que muy, muy marxista y tal. Este es el porqué.
Sustituir la ley y la Constitución por un aquí mandan mis cojones, es el regreso del añejo neo fascismo. Pero, al mismo tiempo, me quieren hacer creer que esto es progresismo.
Miren, españolitos. España en el único país del mundo mundial gobernado por la desgobernanza recelosa y ocurrente de dos gobiernos de litrona progresista aliados cuya alianza consiste en rivalizar entre si para lograr la meta política de formar un Gobierno que no tenga que incluir a ninguno de los miembros del otro gobierno aliado, mientras escenifican que los dos gobiernos es un solo Gobierno. (Lean despacio dos veces, que lo pillan).
Insisto, una estrategia absolutamente marxista. De Groucho Marx, claro. España. Ese gran camarote de los Marx Brothers.
