JOSÉ MIGUEL ARRUEGO
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Mont de Marsan (Francia).Enrique Ponce ha firmado lo más destacado del segundo festejo de la Feria de La Madeleine de Mont de Marsan. El de Chiva, por enésima vez, se inventó una faena con un ejemplar que se refugió pronto y al que sacó de la guarida a base de insistencia, para firmar los pasajes más intensos de la tarde. Si no fue premiado con las dos orejas fue porque el toro tardó en caer. José María Manzanares y Daniel Luque también cortaron una oreja, con una corrida de Núñez del Cuvillo a la que, en general, faltó pujanza, aunque tuvo algún ejemplar colaborador, como el quinto.
El toro que abrió plaza no terminó de enseñar sus virtudes por su precaria fortaleza y la faena de Enrique Ponce no adquirió continuidad por las continuas claudicaciones del animal. Silencio. El jabonero cuarto se refugió en tablas nada más comenzar la faena, pareció afligirse y sacar la bandera blanca, pero Ponce se fue a buscarlo a su guarida, le dejó la muleta en la cara sin quitársela nunca y el cebo del engaño incitó al animal a embestir. Fue faena paciente primero y emocionante después, por su ligazon al hilo de las tablas, donde el toro tuvo la acometividad del animal que quiere irse sin que el torero, con la muleta como imán, le dejase alcanzar su fin. No faltó la poncina ni una buena estocada, aunque la lenta agonía del animal le dejó quizá sin un doble trofeo que hubiera hecho justicia al fondo de su obra. Oreja tras dos avisos.
Lanceó con suavidad Manzanaresal segundo, toro que tuvo calidad de salida y contribuyó a un bello quite por chicuelinas del alicantino que tuvo ajustada réplica en otro de Luque por gaoneras, pero el animal se apagó progresivamente en la muleta hasta pararse casi por completo. Silencio. Sin terminar de rebosarse en cada muletazo, el quinto resultó un buen colaborador en la muleta de Manzanares, que dio consistencia a su faena en algunas series por el pitón derecho, que contaron con el empaque y la elegancia como mayores virtudes. La estocada en la suerte de recibir cotizó también para la concesión de la oreja.
Pese a amagar con rajarse durante parte de la faena, el tercero fue un gran toro, pues tuvo clase y ritmo, y sobre todo, profundidad en la embestida. Luque aprovecho la calidad del animal, lo lidió donde menos acusaba la querencia y amarró la oreja después de una buena estocada. El sexto apuntó cosas buenas de salida pero como a la mayoría de sus hermanos, le faltó pujanza y duración. Luquetrató de dar dinamismo y continuidad a la faena, incluso ensayó sus luquecinas, pero el toro no aportó su cuota de colaboración.
Plaza de toros de Mont de Marsan. Segunda de Feria. Lleno. Toros de Núñez del Cuvillo, bien presentados, de similar tipología, variado pelaje, y en general nobles y de medido fondo y duración. Hubo tres toros con más opciones -tercero, que fue el mejor, cuarto y quinto -y otros tres más deslucidos. Enrique Ponce, silencio y oreja tras dos avisos; José María Manzanares, silencio y oreja y Daniel Luque, oreja y ovación. Curro Javier saludó tras parear al quinto.
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