CRISTINA ALONSO
MADRID (España). Enrique Ponce manifiesta que se encuentra en el mejor momento de su carrera y que todavía, con trece años de alternativa, cuenta con el beneplácito del público y de las empresas. No le pesa continuar «tirando del carro» y que se siga contando con él como base de las ferias. Reconoce, sin embargo, que hay hechos que le indignan, como lo sucedido en el capítulo ganadero en Sevilla, en el que afirma que también los matadores tienen la culpa por falta de solidaridad.
¿Cree que podrá reaparecer el 9 de mayo en Jerez como se dijo en un principio?
No lo sé. Todavía no tengo fuerza en la pierna y me encuentro en plena recuperación del músculo. Mi deseo es volver a torear a Jerez, pero necesito más días para tomar la decisión. Si no tendría que esperar hasta el día 11 en Valladolid o el día 16 en Nimes.
¿Cómo explica que un torero tan seguro como usted resultara cogido?
El toro era muy listo y fue desarrollando sentido. En aquella tanda le di tres muletazos y, al observar que la gente se venía arriba, me animé y quise darle el cuarto, muy relajado. Entonces me miró, y no tuve tiempo de reaccionar. Cuando me quise dar cuenta me tenía cogido.
¿Cuánto tiempo hace que no recibía una cornada?
Desde 1993. He tenido mucha suerte en todo este tiempo.
No siempre habrá sido cuestión de suerte…
Sí, porque me han cogido en numerosas ocasiones y, en algunas, he salido con simples lesiones cuando podía haber resultado herido con importantes cornadas. Ahora, volteretas me he llevado muchísimas.
¿Cree que se le valoró el esfuerzo de continuar toreando lesionado?
En aquel momento no porque quizás nadie pensaba que el alcance de la herida fuese tan grande. Cuando se supo, sí se me reconoció el hecho de que continuara toreando y que matara al toro.
¿Ha pensado que quizás el público, en algunos momentos, no le valora lo suficiente precisamente por lo sencillo que hace parecer todo?
Se me exige más que a nadie, pero es que no ha habido un torero en la historia que durante más de diez años esté arriba como he estado yo.
Pero debe de costar después de trece años de alternativa mantener la sorpresa, ¿cree que mantiene la ilusión entre el público?
Me encuentro en el mejor momento de mi carrera. La gente lo sabe y se me valora más que hace dos años. La gracia de todo esto es que uno primero tiene que sorprenderse para sorprender a los demás.
Se observa, a través de los últimos años, que es un torero que durante la temporada va de menos a más, ¿es un proceso lógico en la madurez de un matador?
No tiene nada que ver. Depende de la suerte. En Valencia y en Sevilla , tanto el año pasado como éste, no me salieron toros para triunfar. En las últimas Fallas, los torrestrella no fueron fáciles, no corté trofeos, pero estuve por encima de ellos. A los toreros hay que valorarlos en función del toro que les salga.
¿Qué le opinión le merece el escándalo ganadero que se organizó en Sevilla?
Mucha culpa de lo sucedido la tienen los veterinarios. Se da por hecho que los ganaderos han llevado a Sevilla lo que ellos, bajo su criterio como profesionales, han considerado que era lo mejor. Por mi parte, Juan cuando va al campo sabe lo que ve y lo que se trae entre manos. Confío en su valoración porque él sabe de toros más de lo que puedan saber algunos veterinarios. Pero si se echan para atrás parte de esa corrida inicial, y se traen tres toros más, y luego otros dos, se supone que lo que finalmente traen es lo que queda.
¿Puede que influyera el que se lidiarán en los primeros días corridas como las de Cuadri o Gerardo Ortega?
No lo sé, pero es cierto que, en relación con estas corridas, luego la gente comentaba que tampoco se debían de traer esos toros tan grandes a una plaza como la de Sevilla, y si se hace, creo que no se deben echar por delante.
¿Qué le parece lo ocurrido con la corrida de Manolo González?
La vi en fotos posteriormente y era un encierro perfecto para la Maestranza. No entiendo lo que pudo pasar, pero lo que no acabo de entender es como consistieron que se lidiaran un remiendo de dos ganaderías.
¿Y por qué aceptó usted torear?
Ya se conocía que Ojeda no iba a hacerlo y si me quitaba yo me iban a vapulear. La mejor opción, desde luego, fue la de él. Y eso es lo que tendríamos que hacer todos cuando suceden estos hechos: plantarnos y no torear, y que nadie nos sustituyese. Esta es la conversación de todos los toreros cuando nos vemos.
¿Y por qué no se solidarizan si tan indignados están?
Pues sí, falta solidaridad. Ojo que yo no digo que se echen todos los toros, pero cuando llegan casos incomprensibles de estos habría que tomar otra solución. Los veterinarios pueden determinar si un toro está cojo o es tuerto, pero en lo que respecta al trapío pongo en duda el conocimiento de muchos de ellos. Tendrían que dejarse aconsejar por un profesional ¿Cómo pueden argüir, como alguna vez lo han hecho, que si el toro está triste que si el trapío, cuando ni siquiera cuentan con un corral para ver la corrida en conjunto?
Pero el presidente es el que tiene la última palabra.
Estoy seguro que los que tragan con esos casos es por no tener problemas.
Quedan menos de dos semanas para el comienzo de San Isidro, ¿le pesa la plaza?
Me miden mucho, pero vengo con ilusión. Hay veces que el sector del 7 viene predispuesto, pero también es cierto que cuando te sale todo redondo se entregan de verdad.
¿Conseguirá este año por fin torear menos?
Creo que sí, pero hay veces que no puedes decir que no. Estamos apartando corridas por los pueblos y en algunas otras ferias de segunda categoría.
¿No tiene la sensación de que a pesar de los nuevos toreros, continúa «tirando del carro»?
Han surgido cantidad de toreros a lo largo de estos treces años, algunos de los cuales han sido mis competidores más directos, pero las empresas cuentan todavía conmigo como base de las ferias y eso es un orgullo.
¿Se sigue considerando entonces el mejor?
Si no fuera así no estaría toreando como todavía lo hago.
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