ANA BELÉN CRUZ
MADRID (España). Para un veterinario taurino, si así se les puede denominar, es fundamental ser aficionado a los toros, «no es una salida normal entre los estudiantes de veterinaria si no para el que le guste ésto. Los honorarios tampoco son como para tirar cohetes. Si no te gustan los toros más vale que lo dejes». La carrera del veterinario taurino ha evolucionado en los últimos tiempos y actualmente se cuenta más con el profesional, por ejemplo en el campo. No hay especialización dentro de la carrera y sólo se da algo sobre el toro de lidia en la asignatura de zootecnia. Para profundizar en el conocimiento del toro, sólo hay una forma de hacerlo «el veterinario que quiera saber en esto o por lo menos no hacer un mal papel tiene que ver muchos toros. No por hacer un curso teórico se sabe de toros. Un curso te da las directrices para que aprendas y sepas ver el toro en sus características, morfología, en definitiva lo que es un toro bravo. Hay que saber ver el toro en la plaza y en el campo».
Los veterinarios, profesionales del mundo del toro que deben velar cada tarde por la integridad del espectáculo, procurando que por la puerta de los chiqueros salga un toro que permita disfrutar de los festejos.