
MUNDOTORO
Madrid (España)A simple vista, podría parecer, aunque un poco más pequeño, la mitad de un túnel de lavado… De no ser por estar emplazado en pleno corazón de la dehesa. Son los denominados «rascadores», que poco a poco van haciéndose más comunes en el paisaje del campo bravo.
Se trata de un sistema mecanizado que sostiene dos cepillos con cerdas duras cuya finalidad es servir, como su propio nombre indica, de rascador a los toros, que acuden prestos a frotar su lomo para desparasitarse sin que tengan que recurrir a los troncos de los árboles.
Este curioso artilugio posee un mecanismo que segrega una materia higiénica que desinsecta y limpia a las reses, lo que al mismo tiempo evita, en ocasiones a los astados la «incomodidad» de pasar por la manga que les obliga a vacunarse. Todo un invento pensado por y para el toro. Con razón se dice que el toro bravo vive en el campo cinco años a cuerpo de rey.
FOTOGRAFÍAS: Un rascador en la ganadería de López Gibaja. / JAVIER ARROYO