Rafael Molina hace un esfuerzo para hablar para Mundotoro con ‘La voz entrecortada y el corazón roto’. La vida es muy dura y esto es muy difícil de asimilar. Pepe siempre ha estado ayudando al prójimo de forma anónima en multitud de obras sociales incluso sin conocer a las personas que requerían su apoyo. Un hombre que ha sido puro corazón. Una buena persona que deja un legado muy bonito por su extraordinaria calidad humana’, dice muy compungido.
Molina, que ha sido la mano derecha de Moya, en la ganadería El Parralejo, considera que: ‘Pepe nos deja una huella imborrable y se nos ha ido una persona muy importante. Él le ponía mucha pasión a la ganadería y lástima que no haya podido ver culminar su sueño ganadero, aunque desde luego ha disfrutado mucho con ella por la permanente escalada de su hierro. La ganadería era su verdadera pasión y como empresario un modelo ejemplar. Le gustaba planificar las cosas, trabajar a destajo y ayudar a los demás’.