Sin duda que cuando sale el toro al ruedo cambian las cosas, incluso cuando se trata de un encierro débil, como él lidiado el día de hoy, de la ganadería de Vistahermosa de Don Jorge Barbachano, ganadero de reconocida trayectoria y que a lo largo de los años ha procurado la crianza de un toro noble y por lo general es garantía de seriedad en el ruedo. Lástima que a últimas fechas los toros de su dehesa han salido muy débiles de remos, pero siempre con calidad que permite estar a gusto a los toreros.
El torero de Tlaxcala, Rafael Ortega, se ha mostrado muy firme, y a lo largo de la tarde ha dejado en claro que los diez años de alternativa con triunfos por toda la República Mexicana, le imponen a seguir en ese plan ascendente y, por ello, si pretende consagrarse como gran figura del toreo, requiere internacionalizarse y pensar en grande, pues por lo mostrado esta tarde nos hace intuir que a pesar de no ser un joven matador, pues tiene treinta años, parece tener el valor y la madurez taurina para buscar otras latitudes en su carrera.
Ésta tarde, el de Apizaco, Tlaxcala, ha buscado el triunfo en los tres tercios, haciendo gala de enorme decisión y veteranía, variado con el capote, lanceando con mucha clase e impregnando variedad y pinturería en sus quites, ha entusiasmado a los escasos siete mil espectadores que se dieron cita en la plaza, a lo largo del segundo tercio, ya que en sus dos astados lució muy desenvuelto, galleando y clavando los garapullos, asomándose al balcón en medio de aclamaciones. Con la muleta entendió la calidad y debilidad de los astados, por ello con enorme exposición se ha pasado los toros muy cerca, con el engaño a media altura, y como a los dos astados los ha despachado de sendas estocadas, incluso citando a recibir a el primero, ha cortado una oreja a cada toro, en una tarde de ratificación, de que está para mucho más, de lo que hasta ahora ha logrado.
Como segundo espada, ésta tarde se ha anunciado a Manuel Díaz, El Cordobés, quien en sus dos primeros astados ha tenido demasiados altibajos en su actuación, además de que la debilidad mostrada por sus dos toros no le permitió estar relajado, incluso escuchó algunas protestas, por lo que decidió regalar un séptimo toro, éste de la ganadería de Julio Delgado, que tuvo calidad pero acusó también la falta de fuerza, lo entendió a la perfección y plasmó momentos en los que toreó lentamente con mucho temple, entusiasmando al cónclave, pero para su mala fortuna el toro después de un buen espadazo, se amorcilló y todo quedó en una muy ovacionada vuelta al ruedo.
Jerónimo, el joven diestro mexicano anunciado como tercer espada, no ha podido lucir como se esperaba y la gran tarde de consagración en ésta plaza parece no llegar. Momentos aislados de gran calidad quedan en la mente, así como la fea cogida que sufrió en el primer astado de su lote, afortunadamente sin consecuencias, esperemos que éste torero no sólo se quede en una promesa del toreo, sino que logre consolidarse, pues la profundidad con la que por momentos ha toreado ésta tarde, nos sigue haciendo pensar que tiene la onza.