Nunca mueren los viejos guerreros. Richard Milian, quien anuncia su despedida de los ruedos para la próxima temporada, consiguió llevarse el postre de dulce de una corrida fuerte y correosa, para finalizar una feria con pobre balance artístico pero sí fuerte contenido torista.
Richard se las entendió primero con un manso que encontró nueve veces a los montados y que luego no se dejó. El cuarto fue el toro de la tarde, embistiendo con calidad y transmisión. Como remate de una lidia muy cuidada, Richard consiguió templados muletazos por el lado derecho y mató de una buena estocada, llevandóse la única oreja, pese a algunas protestas.
Los esfuerzos de El Tato en el quinto no tuvieron eco en los tendidos. Raúl consiguió algunos naturales larguisímos pero se le protestó la colocación. Falló tres veces con la espada. Antes, había matado sin especial brillantez a un sobrero gordo y con poco fuelle de Carlos Núñez.
El principio de faena de Pepín Liria frente al tercero fue excelente, pero el torero resultó desarmado varias veces, lo que enfrió el ambiente. Mató de tres pinchazos y dos descabellos. El sexto, el más alto y voluminoso de una muy seria corrida de toros, fue muy complicado. Le costó mucho a Pepín castigarlo y matarlo, pero el toro se echó después de dos pinchazos.
Así acabó la última feria de la temporada francesa.
FIN