Cortó una oreja al igual que Manuel Libardo
Corrida muy seria y bien presentada de Santa Bárbara
Tres cuartos del aforo en La Macarena
Pase cambiado de Roca Rey en su triunfo en Medellín | JULIÁN VELASCO
ALBERTO LOPERA
MEDELLÍN (Colombia). Satisfacción por partida doble en los rostros de seis mil aficionados al finalizar la segunda corrida de la feria: la presencia del toro auténtico y la entrega de tres valientes en el ruedo hicieron posible el beneplácito ansiado. Roca Rey y Manuel Libardo pasearon un trofeo pero fue el peruano el que volvió a impactar.
Carlos Barbero con su hierro de Santa Bárbara no escatimó esfuerzo para presentar una corrida como debe ser en plaza de primera. Seis toros con edad, romana y defensas impecables. Lástima del quinto – malogrado al salir con ímpetu bravío – pero bien “parchado” con un toro imponente de Achury viejo. Cuando sale el toro, todo lo que se haga con él es importante. Así unos vayan mejor o peor, tengan o no recorrido y nobleza. Destacar eso sí, al segundo de nombre Cantaclaro premiado con los honores de la vuelta al ruedo a sus despojos gracias a la calidad, nobleza y temple de sus embestidas.
Manuel Jesús El Cid fue ovacionado con fuerza y obligado a salir al tercio en sus dos toros como premio a su entrega y magníficas faenas. Preciosos fueron los lances de recibo, especialmente las ceñidas verónicas cadenciosas en su segundo toro. Lamentablemente en su primero la espada caló impidiéndole pasear una merecida oreja, después de bordar series preciosas con la derecha de exquisito temple.
El joven colombiano Manuel Libardo paseó la primera oreja del festejo al toro premiado con la vuelta, al mismo que supo entender al torearlo por abajo, despacio, en redondo y con lentitud. Se llevó el quinto bis, de Achury. Toro muy serio que fue de más a menos hasta desarrollar mucho sentido. Muy bien rematado, de estocada completa y efectiva.
A Roca Rey no hay quien le pare en su vertiginosa carrera por llegar a las primeras filas del escalafón. Todos los toros le valen: los buenos, regulares y malos. Su juventud se transforma en garra, valor, deseos y también muchos sustos. Es un torero variadísimo con el capote, revive suertes preciosas: Caleserinas combinadas con Saltilleras y Gaoneras rematadas por Orticinas. Una delicia. Torea con la muleta poniendo por delante el corazón y la quietud de planta. Además se ha convertido en certero estoqueador entrando por delante a cara o cruz. Cortó la oreja a su primero y a punto estuvo de abrir la Puerta Grande en su segundo que se le rajó al final.
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