Llega otro año más el día de San Valentín. Debemos dar las gracias y darnos la enhorabuena porque ciertamente, en estos últimos tiempos, no sabemos si va a cambiar algo de hoy a mañana. Si nos van a prohibir algo más o lo que hacemos o pensamos va a entrar en conflicto con alguna de las infinitas ideas “progresistas” actuales.
Debemos alegrarnos otro año más pues llega la celebración de San Valentín, otro año más, donde estará más que aceptado el marketing y el reclamo para comprar corazoncitos, bombones y muchos más productos para celebrar, como se merece, el amor y la amistad.
¿Alguien cogerá el toro por los cuernos?
Pero de esto último, bueno tampoco es lo importante, lo esencial es el detalle y si es comprado, mejor.
Vivimos en luchas divisoras por cualquier tontería prefabricada, necesitamos, cada vez más, muchos “san valentines” y objetivos por los que preocuparnos de verdad, no regados con tanto dinero extranjero con muy malas intenciones. ¿Alguien cogerá el toro por los cuernos?
Dado que el Santoral pasará en breve a mejor vida, y que renovaremos, de nuevo, con más fuerza, el carácter pagano de la festividad, permítanme que me quede con la graciosa imagen de Cupido.
Me es indiferente que sea negro, blanco o amarillo, lo importante es repartir amor y amistad, valores, principios y fidelidad.
La de alguien que se arrima al toro, enfrentándose de cerca, no a la distancia, y mira a los ojos a su amor, la del toro, sí, porque su relación no la entiendo nadie, más que los dos enamorados, y la disfrutamos los que la admiramos.
Y fíjate tú que lo voy a preferir, en vez de con los ojos tapados y tirando flechas, “sin ton ni son”, con una imagen de niño ataviado con un capote, una muleta y blandiendo una espada.
Y como digo que la imagen cristiana de San Valentín, casando matrimonios, está condenada a morir, déjenme soñar con una imagen mucho más española: La de alguien que se arrima al toro, enfrentándose de cerca, no a la distancia, y mira a los ojos a su amor, la del toro, sí, porque su relación no la entiendo nadie, más que los dos enamorados, y la disfrutamos los que la admiramos.
Este año es un buen año para seguir regalando sueños de toros, a nuestras amistades y a nuestros amados o amadas, o a nosotros mismos, porque aunque dicen que el amor es eterno, según están los tiempos, no sabemos si el año siguiente tendremos estos sueños que celebrar. Y me viene a la mente la canción: ¡Si nos dejan, nos vamos a querer toda la vida!
Sólo un pequeño detalle sin importancia, no nos olvidemos, aunque los que olvidan son otros, la cantidad de festivales que ha hecho a lo largo de la historia la “gente del toro” para ayudar a los más desfavorecidos: la beneficencia.
¡Si nos dejan, nos vamos a querer toda la vida!
Sin ir más lejos, este año 2020, a Asociaciones nacionales y provinciales contra el Cáncer, Fundación Laberinto (Huelva), en favor del estudio de enfermedades raras, para la Esclerosis Múltiple de Valladolid, y anteriores años , decenas y decenas de ejemplos. ¡San Valentín les debe muchos flechazos, si no nos haces más caso, ve haciendo hueco!