DANIEL VENTURA > Santander
Hay una línea invisible detrás de la cual está (prácticamente) todo. Andrés Roca Rey la cruza siempre y lo hizo en Santander. Cortó dos orejas por una faena sin mácula: valiente, firme, valiosa y torera. Su proyección es cada vez menos proyección y cada vez más certeza. La tarde de seis, atinadamente concebida como una antología de la novillería, se estaba quedando en catálogo de promesas por concretar. A pesar de la suficiencia de Álvaro Lorenzo, que cortó una oreja, y de la oreja, bastante más liviana, que cortó Alejandro Marcos. Tuvo algo que ver en ello la novillada de El Freixo, correctamente presentada, noble y con calidad pero sin el fondo suficiente para mostrarla en plenitud. Toda la que puede tener un novillero, creo que la tiene Roca Rey.
Roca Rey lo hizo. Valiente y capaz, fue torero para ponerse con el capote frente al sexto, ser volteado y volver otra vez, para hacer lo mismo con más seguridad todavía. Fue el sexto un novillo de El Freixo con más movilidad y fondo que los anteriores, aunque acabó rajándose. Roca Rey comenzó de rodillas una faena impecable, y muy firme de plantas, tanto por la distancia como por los cites y el trazo. Muletazos valiosos sobre ambos pitones, adornos y la frescura que sa el valor, antes de una estocada algo defectuosa pero efectiva. Dos orejas.
El cuarto fue el que más transmitió hasta ese momento. Volteó a El Millonario en banderillas, aparentemente sin consecuencias, y se hizo dueño del tercio a base de genio. Le duró unas cuantas tandas, en las que Alejandro Marcos logró la limpieza intermitentemente. Lo volteó a la hora de entrar a matar, se le pidió y se le concedió una oreja.
Actuación seria, segura, firme y templada la de Álvaro Lorenzo, que brindó a El Juli, frente al primero. Sorteó un novillo noble y de buena condición pero algo venido a menos de El Freixo, al que recibió por templadísimas verónicas. Lo muleteó después con despaciosidad y limpieza, tanto por el derecho como al natural, por donde el toro se quedaba más corto. Le aguantó parones y se adornó con torería antes de cobrar una estocada efectiva. Oreja.
Salió muy suelto el segundo de El Freixo, que humilló, eso sí, mientras le duró el fondo. Ginés Marín, que brindó a Curro Romero, mostró variedad con el capote y buenas formas con la muleta, en pases de mano baja y buen dibujo. Las ganas de triunfar, sin embargo, le llevaron a alargar desacertadamente su faena ante un novillo que acabó echándose. Pinchazo, media estocada y silencio.
La estocada fue prácticamente lo mejor de la faena de Varea al tercero que brindó a Antonio Ferrera. Novillo noble pero sin apenas transmisión, Varea lo intentó a media altura pero solo pudo mostrar disposición. Eso le ganó una ovación del respetable. Detalles de torería y buen concepto fue lo único que pudo dejar José Ruiz Muñoz en el quinto. Novillo con seria expresión, recibió un puyazo largo donde quiso y en la muleta duró poco antes de echarse. Silencio.
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