La actitud de muchos toreros empieza a ser preocupante. Apáticos, desentendidos y con ganas de terminar cuanto antes están provocando que los públicos empiecen a cansarse de su comportamiento, Finito y José Tomás lo han demostrado en Valencia. César Jiménez se llevó todo el calor de un respetable que reconoció la entrega de un joven torero que demostró tener ganas de abrirse paso. Como los de arriba sigan así, a toreros como Jiménez, Robleño y otros se lo están poniendo en bandeja.
Finito de Córdoba pasó por Valencia como un fantasma, no es que sus toros nobles y flojos se prestaran a faenas intensas, pero su actitud en la plaza dejó mucho que desear. Abúlico y sin querer exponer tuvo que aguantar toda la tarde los improperios de un público que le recriminó su ‘mandanga’.
Tampoco tuvo mejor actitud José Tomás ante el quinto, un toro muy parado al que el de Galapagar no quiso atacar para provocarle la embestida. Desistió pronto y el público lo abroncó.
Con su primero que llegó sin picar y desarrollando genio a la muleta, Tomás lo atemperó con la mano derecha a base de obligarlo y cuando parecía que el trasteo tomaba vuelo un desarme al torear con la mano izquierda enfrió los ánimos de torero y público.
El primero de César Jiménez fue muy noble pero justo de fuerzas y el madrileño tardó en acoplarse a su embestida, cosa que hizo cuando toreó con la izquierda. El fallo con el verduguillo le hizo perder un trofeo. Al sexto que lo recibió con unas chicuelinas en los medios le hizo una faena de muchas ganas y hasta tuvo tiempo de gustarse en algunos muletazos con la mano derecha, provocando el delirio de un público que castigó la dejadez de sus otros dos compañeros.