
PAULA ZORITA
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Madrid (España).Es difícil pensar, que en los tiempos en los que vivimos, sigamos siendo primitivos, zafios y poco cuidadosos, primero, con el ser humano. Pero lo somos. ¿Cómo defender ante un antitaurino el maltrato animal que dicen que existe si, a veces incluso maltratamos a los propios toreros? Si reparasen en esto, sí que estaríamos vendidos. Estaríamos defendiendo una fiesta totalmente primitiva donde se pone en duda si aquí cabe el arte, el espectáculo y la pureza. Esta reflexión viene a colación de lo vivido el pasado sábado en Cogollos de Guadix.
La localidad granadina arrancaba su tradicional feria de San Agustín de una manera trágica. Estaba anunciada una novillada sin picadores en la que el tamaño y romana de los novillos, por no hablar del trapío y las puntas de los pitones eran, a todas luces, de novillos que hubiesen pasado el reconocimiento en cualquier plaza de primera categoría, pero para una novillada con picadores incluso. No hay más que ver las fotografías. La tarde resultó trágica pero no más de lo que en realidad pudo ser. Fue poco lo que ocurrió para lo que podía realmente haber pasado.
Igual que es difícil pensar que quien organiza una novillada sin picadores no piense en lo que es más fundamental, que es ‘sin picadores’ y en el tipo de torero que se pone delante, habitualmente inexperto, es sorprendente también que no haya, alrededor de cualquiera de los novilleros, organizadores, etc. una cabeza ‘pensante’ que diga que aquello es una auténtica locura. Y no es el único lugar en el que se cometen este tipo de locuras totalmente ‘consentidas’.
La novillada se saldó con los tres novilleros en la enfermería. Emilio Molina y Jiménez López, acartelados en mano a mano tuvieron que ser atendidos por los médicos de la Unidad Móvil. Molinapor una cornada de dos trayectorias, fisura de muñeca y tremendo palizón. Jiménez López fue atendido por fractura de codo, hombro salido y un desvanecimiento después de otra tremenda voltereta. Quedaba, por tanto, ‘El Remonta’ como sobresaliente, que también pasó a la enfermería con un cuadro de mareo y ansiedad, no apto para torear.
Los novilleros sólo pudieron dar muerte ‘ordinaria’ a sus dos primeros novillos, al tercero le sonaron los tres avisos y el cuarto se quedó en los corrales. Toda esta trágica historia la recoge la página web ‘prensataurina.com’, que además añade imágenes del festejo en las que se puede comprobar el tamaño desproporcionado de los novillos. Si no cuidamos esto desde los inicios y dejamos de pensar como cavernícolas, es cuando todo esto perderá su sentido más puro como espectáculo, fiesta y arte.
FOTOGRAFÍAS: www.prensataurina.com
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