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Por C.R.V.
Si quiere, nos vemos en los tribunales. En esos tribunales de justicia de verdad y no la de pacotilla que usted aplica. Verá, Don Julio Martínez, no trato de no faltarle al respeto. Intento sólo no faltarme al respeto. Yo. A mí. Porque tras visionar la faena de Juan Ortega en Madrid, ver la mayoritaria, sin excusa alguna, petición de oreja del público escaso de Las Ventas, se me ocurren una serie de calificativos que desembocarían en una cita ante los tribunales. Allí donde me gustaría verle acusado de prevaricar y con la cinta de la faena y de la petición como prueba. Por no faltarme al respeto no los uso. Los calificativos. No por faltarle al respeto a usted, dado que hoy, una vez más, usted le ha faltado al respeto a la plaza, al toreo, a la fiesta, y a un chaval que no se merece a tipos como usted.
A usted no le gusta esto. Usted quiere ser protagonista. Usted es un anónimo buscando cada tarde de toros que preside su minuto de gloria a través del hurto, no de una oreja, sino de la justicia que es dar al que se merece por talento, esfuerzo, entrega, riesgo,… y porque así lo ve el público que usted ayuda a echar de las plazas. Actúa usted con impunidad absoluta, amparado por sus jefes, por la Comunidad, a los que se la pela el toreo. Vaya, ya me falté al respeto con esa expresión. Pero no pido perdón. Y no salga usted con sus uniformados de escolta. Aguante el tirón hombre. Que hay un chaval rumiando lágrimas, no por el dolor de la voltereta, sino porque sabe que contra esos dioses de catadura fea como usted, nada pueden hacer. Sólo llorar y callar.
FOTOGRAFÍA: PALOMA AGUILAR
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