EMILIO TRIGO
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El Puerto de Santa María (España). Nadie salió defraudado. Porque hubo toreo del bueno. Se impuso Manzanares con el mejor lote. Ritmo y cadencia, buscando la ligazón y la armonía, fueron sus armas. Pero, sin toros, y con un sector del público notoriamente en su contra hoy, Morante plasmó en El Puerto su capacidad y su gran momento. Deleitó con el capote y se inventó la faena del quinto. Sin orejas, sí, pero una actuación para paladear. Sin llegar a las cotas apoteósicas del mano a mano de 2011 el duelo de hoy tuvo momentos de gran interés.
Bien presentado el colorado primero, lo único que dejó a Morantefue esbozar algún lance en el recibo pues de salida ya se vio su escaso recorrido. Fue mimado en varas pero aún así Morante se estrelló en la muleta. El sobrero de Parladé fue un toro muy alto, se quedó debajo del capote, se dolió mucho en varas y en banderillas apretó para dentro. Aún así morante anduvo pausado y persistente. Hubo un inicio de faena casi genuflexo con mucha gracia y luego probó los dos pitones y a cuentagotas desgranó algún muletazo enorme ante un toro desclasado frente al que se mostró muy por encima.
El quinto fue muy deslucido, sin nada dentro, incluso marcando al torero, pero Morante se desmadejó y buscó el ínfimo fondo que el toro tenía dentro, todo muy cerrado en tablas. Extrajo incluso algunos naturales tremendos por su despaciosidad. Esfuerzo grande. Estocada casi entera. Mereció premio. Saludó una fortísima ovación.
El primero del lote de Manzanarescon cuello y bajo, salió acalambrado pero se vino arriba en varas, empujando con clase. En la muleta resultó pronto, con movilidad y mucho que torear. Manzanares le dio sitio siempre, todo en los medios, y en la segunda tanda la plaza ya se convirtió en un manicomio. Corrigió el torero el defecto de meterse por dentro por el piton zurdo y por el piton derecho cerró con dos series grandes. Faena meritoria a un toro encastado, enrazado, con tralla y poder.
El buen tranco del cuarto lo aprovechó Manzanares para cuajarlo a la verónica. Después del caballo el alicantino quitó por chicuelinas y puso a la gente en pie, pero ahí entró Morante, que no quiso quedarse al margen y esculpió unas verónicas de antología, que de nuevo fueron replicadas por unas preciosas tafalleras de Manzanares. Fábula capotera. Antes del inicio de faena hubo un susto para Juan José Trujillo, que recibió un pitonazo en los testículos al atravesar el toro el burladero cuando el subalterno malagueño lo sujetaba.
Buen toro de Juan Pedro con el quedespués de brindar a Pepín Liriacomenzó en nota altaManzanarespor estatuarios, con gran expresión. En los medios ayudando con la voz y adelantando la muleta, toreó a placer por el piton derecho, engarzando los muletazos con estética, dando tiempo al toro. Faena justa y medida. Con mucho temple y mucha ligazón. Quiso matar recibiendo, arrancó el toro al cuarto intento y lo volteó de manera aparatosa, pero por fortuna sin consecuencias. Le pidieron con fuerza el doble trofeo.
Hubo algún que otro lance considerable en el sexto, que estuvo a punto de derribar en el caballo. Doblones por bajo muy toreros de inicio y tandas con gran sabor por el pitón derecho. Dio distancia y lució lo lució -como a los anteriores- antes de plantear una faena bien hilvanada, apretando al toro cuando consideró oportuno. Pinchó antes de una buena estocada y restó puntos de cara a la concesión de un segundo trofeo y su salida en hombros, pues el Reglamento Andaluz exige cortar tres orejas para abrir la Puerta Grande.
Plaza de toros de El Puerto de Santa María. Lleno.Toros de Juan Pedro Domecq, el tercero como sobrero, de Parladé, correctos de presentación y de juego dispar. Morante de la Puebla, silencio, silencio y gran ovación tras petición y aviso; José María Manzanares, oreja, oreja con fuerte petición de la segunda y ovación. Saludaron en banderillas Luis y Raúl Blázquez.
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