El encierro de Zalduendo ha demostrado que cuando los toros están bien hechos y en tipo, facilitan enormemente el triunfo de los toreros. Además de los astados de Zalduendo, se ha lidiado un ejemplar excelente, de Victoriano del Río, que protagonizó junto al picador Antonio Saavedra un gran tercio de varas.
Joselito valiente, torero y asentado toda la tarde, logró disipar con su toreo las amenazantes nubes que cubrían el cielo de Calanda. Excelentes han sido sus dos trasteos, y el triunfo habría sido mayor de no fallar con los aceros en el primero de la tarde.
Finito de Córdoba enlotó los dos toros con menos posibilidades de lucimiento. Su primero fue el más flojo de toda la corrida y el sexto, se rajó en el momento en que se vio sometido por la poderosa muleta del cordobés. Aún así, demostró estar plenamente recuperado y ha vuelto a atestiguar que maneja muy bien la muleta con la izquierda.
El gran triunfador de la tarde, ha sido sin discusión el valenciano Enrique Ponce. Inteligente, técnico e inspirado, sacó lo mejor que llevaban dentro sus dos enemigos, tapando los defectos que pudiesen tener ambos oponentes. Manejó con gran acierto la espada y se llevó nada menos que cuatro orejas en el esportón.
No sería justo obviar tampoco la gran actuación de las tres cuadrillas, destacando al ya citado Antonio Saavedra y Antonio Tejero, que se desmonteró en el quinto de la tarde.