Resumen de la décima corrida de Aguascalientes I EMILIO MÉNDEZ
MUNDOTORO > México
La décima corrida tuvo como triunfadores al francés Sebastián Castella al cortarle las orejas a su segundo, el único toro potable de Barralva y, a Ignacio Garibay, que se despedía de los ruedos. Completaba la terna Sergio Flores, que se jugó la vida en su primero para cortar una oreja después de recibir una espeluznante paliza.
En el toro que abrió plaza, Ignacio Garibay brindó a toda su cuadrilla y equipo de trabajo. Luchó contra el viento, empezó con ayudados por alto para luego pararle en derechazos empeñosos. El toro se quedaba corto y así siguió por naturales valiente, más toreo derechista esforzado y arrimándose de verdad. Los aceros esfumaron el premio y fue aplaudido tras un aviso.
En su segundo, lanceó bien con el capote y tras brindarle a su esposa Claudia, Garibay inició doblándose con un complicado barralveño. Intentó de verdad el lucimiento con mucha honradez y vergüenza torera. Falló con la espada y se le ovacionó en el tercio.
Regaló entonces un séptimo, de Montecristo, llamado «Incondicional», al que toreó con gusto en el capote. Tras el segundo tercio se desmonteraron los banderilleros Juan Ramón Saldaña y Fernando García López. El trasteo de muleta lo comenzó de manera trepidante con una serie derechista de hinojos y ya de pie ligar pases por el mismo pitón, largos y templados e intercalando adornos. La faena tuvo verdad y mucho sentimiento entre gritos de ¡torero! con reminiscencias de años idos dentro de una carrera honesta a toda prueba y siempre con un sello torero mexicano, mismo que dejara en todas las plazas en que toreo, desde Torrejón de Ardoz y hasta Aguascalientes, pasando por Lima, Madrid y México. Así con «Las Golondrinas» como fondo musical, Ignacio puso punto final a casi 20 años de alternativa con una estocada honda para que le fueran concedidas las orejas y tras dar emotiva vuelta al ruedo se fue al centro del ruedo para que su padre y sus hijos le cortaran el añadido.
El galo Sebastián Castella en su primero estuvo voluntarioso con el capote. Buen puyazo de César Morales. A un toro que regateaba las embestidas e iba con la cabeza suelta, el espada europeo le hizo una faena de valor. Fue aplaudido.
A su segundo, Sebastián lo veroniqueó entre aplausos. Con la muleta, empezó con pases vaciando por alto y después se dio a la tarea de atemperar las embestidas y entonces cuajar una brillante faena con ambas manos. El toro terminó acobardado y lo finiquitó de soberbia estocada para obtener dos valiosos apéndices.
El tlaxcalteca Sergio Flores lanceó valiente y bregó mejor a su primer oponente. Con la franela realizó una faena valiente y torera, parándole de verdad por el pitón diestro. Con la mano izquierda se tuvo que imponer al viento, a la raza del toro y a que de pronto se escupía de la suerte. Aún así le sacó pases importantes y cerró con manoletinas. Mató de estocada entera, siendo cogido de fea y peligrosa manera. Fue llevado conmocionado a la enfermería y de ahí regresó para terminar de descabello y cortar meritoria oreja.
Volvió a ingresar a la enfermería y retornó al ruedo para lidiar a su segundo, que brindó a la alcaldesa Miriam Rodríguez Tiscareño, pero todo fue inútil ya que el toro se refugió en tablas. Acabó de dos pinchazos y estocada casi entera para ser ovacionado en el tercio.
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