Sin materia prima propicia para que el público venezolano comprendiera su mensaje, se puede considerar afortunada la presentación del sevillano Morante de la Puebla ante la afición de Venezuela. Todo ocurrió en la XXXI Corrida de la Prensa, con el marco de la Plaza de Toros Monumental de Valencia, con tres cuartos de su aforo llenos de un público deseoso de cualquier cosa para izar la bandera de triunfo.
Ante los deseos de la gente, Morante le sacó partido al segundo de su lote, quinto de la tarde, para lancear con temple, quietud y mando a la verónica, emitiendo un mensaje que grita su refrescante ortodoxia. Luego con la muleta estuvo breve, pero intenso en sus tandas sobre la derecha, y como el público estaba de mírame y no me toques se entregó sin reservas a la hora de pedir la oreja tras la gran estocada del sevillano. Hasta la empuñadura y de efectos fulminantes.
No ha tenido suerte en su lote Finito de Córdoba, a quien fueron a ver repetir su éxito del año pasado. Un triunfo, el de la anterior Corrida de la Prensa de Juan Serrano, que lo catapultó al resto de la temporada nacional venezolana. Y miren que lo hizo bien, porque sembró los contratos que ha de cosechar este año. Dos toros desrazados, mansurrones, apencados en tablas impidieron que se luciera. Silencio en el primero de la tarde y pitos con un aviso en el cuarto.
El venezolano Otto Rodríguez, que padece el mal de la inactividad -mal generalizado en la torería nacional- fue ovacionado en el tercero de la tarde tras su empeñosa labor. Mató de pinchazo y estocada. Al manso sexto, un becerrote insoportable, lo mató de tres pinchazos y al tercer intento de descabello en medio de la absoluta y total indiferencia de un público que abandonaba desilusionado los graderíos de la plaza grande. Desilusión, no ha que dudarlo, sembrada por la escasa presencia de los novillejos que aceptó la Autoridad Taurina de Valencia y que envió el ganadero Hugo Domingo Molina, quien presume de mucho cartel en Venezuela.
¿No será porque sus becerrotes no representan tarde de apuros para las figuras del toreo? No sabríamos responder esta pregunta, lo que sí está claro es que este género de reses, despuntadas, sin edad ni trapío, propagan la especie de un espectáculo muy distinto a la fiesta de los toros apasionante que deseamos entrañablemente ver por estas latitudes.
El trofeo de la corrida, la ‘Pluma de Oro’ del Círculo de Periodistas Deportivos de Venezuela, le será otorgada a Morante de la Puebla. Ha sido su primera comparecencia ante el público venezolano, y ha entusiasmado, a pesar del objetable género.