Jorge Isiegas ha cortado la única oreja del segundo festejo de la Feria de San Miguel de Úbeda, un espectáculo que suponía el cuarto de los festejos de la denominada Gira de la Reconstrucción. El torero aragonés sorteó el mejor toro de una discreta corrida de Daniel Ruiz con la que Ureña, que falló con el acero, se fue de vacío.
Apretó para dentro en el capote el castaño que abrió plaza, hasta desarmar a Ureña y obligarle a tomar el olivo. Toro deslucido y áspero, que embistió amagando, pegando arreones, sin ritmo, frente al que el murciano, ante la imposibilidad de lucimiento, aplicó firmeza. Con la derecha pudo al menos robarle una serie ligada y reunida antes de que el toro metiera la cara entre las manos entre pase y pase, escarbando y buscando sorprender al torero, que pasó dificultades a la hora de despacharlo..
Mejor hecho el segundo, con más cuello, que acometió con brío en el capote de Jorge Isiegas. Anduvo animoso muleta en mano el torero aragonés frente a un astado cuya medida raza dificultó la ligazón y por consiguiente la fluidez de una faena que contó con varios muletazos de excelente trazo del torero de Zaragoza, que además usó la espada con la misma decisión.
Embistió con temple de salida el tercero, y Ureña lució a pies juntos con el capote, antes de que el astado descabalgara a Pedro Iturralde en el tercio de varas. Brindó a la Casa Lozano una faena iniciada por alto con buena estética, a la que siguió una gran serie con la zurda. Luego el toro perdió poder y por tanto repetición, y el murciano se metió entre los pitones para dar consistencia a su obra. La espada le dejó sin premio.
Cerró la corrida un toro más basto, que no terminó nunca de rebosarse en la muleta de Isiegas, pero sereno y asentado, el torero sacó jugo de sus medidas prestaciones, sobre todo en una primera parte de la faena que tuvo más ligazón y continuidad. Luego, con el toro a menos, la faena perdió fluidez